Eiguel se interna en medio de los bosques de Zhitomir en Rusia perseguida por los cosacos del Zar Nicolás. Logra esconderse en el hueco de un árbol y a duras penas salva su vida.

No puede continuar allí y decide irse por consejo de su maestro. Llega a la Argentina en barco, sola, sin conocer a nadie y con un revólver en su bota. Es 1905 y ella tiene 15 años. En la Argentina comienza una nueva vida, tratando de dejar atrás su pasado revolucionario y prometiéndose no volver a involucrarse en política ni en luchas sociales. Su objetivo es traer a su familia de Rusia.

Con una prosa ágil y sensible y con las dosis exactas de humor, Mirta S. Altmark nos hace vivir parte de la historia argentina: espiamos desde las bambalinas al Teatro Colón en sus primeros años de actividad; nos lleva a estar en medio de un mar de trabajadores en una redada policial de la Semana Trágica; quitarnos los zapatos después de peregrinar hasta el velatorio de Evita; sentir el antisemitismo y también el cobijamiento hacia los judíos que tuvo la Argentina en las primeras décadas del siglo; hasta ayudar a su nieto a escaparse en bicicleta en medio de la noche cerrada y oscura de la dictadura militar.

Con personajes entrañables, una reconstrucción histórica, precisa y sutil, un ritmo marcado por los diálogos y una atmósfera vital, Mirta S. Altmark nos sumerge en una historia que recuerda y reelabora las vicisitudes de lo que implica ser inmigrante en la Argentina y la monumental y silenciosa construcción de una familia.

En resumen, asistir a los hechos más emocionantes de la vida de una mujer que logra, contra todos los posibles presagios, ser “casi” feliz.

Marisol Alonso