¿Cómo leer esta historia sin que las palpitaciones parezcan truenos en la cabeza de cada lector? El dolor, la desesperación y la profunda, lacerante decepción crean un camino único al círculo vicioso. Al comenzar a leerla, la lectura ingenua se convierte en sospechosa, en responsable, en culpable… Cuando uno termina de leerla, termina agotado como el Padre Lucas, su protagonista, porque uno hace mímesis con él, que es quien le da sentido a todo, el que cierra un círculo y abre otro, juego un poco borgeano de jugar con el lugar del otro, la transformación en alguien como el otro, en la identidad y la diferenciación. Así, el ritual del sacrificio parece tener que ver con esto de que el ejercicio de la justicia purifica pero… ¿cómo se aplica? Historia abrumadora y necesaria, excelentemente escrita, de una actualidad apabullante.

MARÍA ANGÉLICA PLANES.