Se dijo que Isidro Gil Guevara había muerto de un infarto. Se dijo, también, que la hija, Ernesta, quien quedó muda a partir de ese momento, culpaba a su madre de aquella muerte.
Pasaron veinte años de ese episodio y el hijo de Isidro, Francisco, quiso esclarecer lo ocurrido, no conforme con los dichos de la familia y de la calle. Le pidió, entonces, a su novia, Ariadna, que investigara el hecho. Su propósito era recuperar la relación de la madre con Ernesta, a quien creía muerta.
Con un gran manejo de recursos generadores de intriga, la autora nos invita una vez más a adentrarnos en esta saga llena de suspenso que mantendrá al lector en vilo hasta la última página.
Con un lenguaje llano, directo, sin estridencias y con una sólida estructura literaria, Clara crea personajes entrañables y disímiles, entretejiendo historias que se cruzan y divergen, hasta finalmente encontrarse en un desenlace inesperado.
Este tercer libro de la saga protagonizada por la abogada e investigadora Ariadna Bremont, retoma un hecho que se trata tangencialmente en Buenas noches, querida Ernesta, y lo desarrolla con maestría creando una obra de suspenso e intrigas al mejor estilo Clara Benedetti.