Julián es estudiante del profesorado de Historia. Está preparando una monografía sobre el Genocidio Armenio. Luisa, su madre, le recuerda que su abuela Alicia se recibió de maestra con honores, presentando un trabajo similar. Razón por la cual, juntos deciden revisar el viejo arcón de recuerdos
de la abuela, para ver si encuentran rastros de aquel trabajo galardonado.

Madre e hijo se enfrascan en una apasionante búsqueda entre los documentos del pasado y sin quererlo van desenterrando una historia hasta ese momento desconocida.

Los documentos desempolvados, trasladan el relato al año 1946 cuando su abuela Alicia preparaba ese trabajo con su compañera de estudios, Sonia, y la particular y extraña relación que mantenía esta con su madre Anush.

Juntos, madre e hijo, van armando el intrincado rompecabezas del pasado, que los llevará a descubrir un secreto de aquella familia con la que estudiaba la abuela que, por alguna extraña razón, no habían podido ver hasta hoy.
Como un destino inevitable, el pasado los vuelve a llevar a los montes armenios y al emblemático Ararat.

A partir de este esquema, la autora logra con gran maestría narrar la obra en tres planos y épocas diferentes. Los cruentos y feroces años del atroz genocidio entre 1915 y 1923 que documentan los trabajos que Alicia y Julián preparan para sus respectivas carreras. La década del 40, cuando Sonia y su madre viven en la Argentina como sobrevivientes de ese infierno, y un hoy que se niega a olvidar porque la sangre y la historia así lo reclaman.

Manuel González Gi